La fotografía como legado

Construir la memoria histórica de la vitivinicultura uruguaya como obligación

Hoy en día la fotografía está naturalizada en gran parte de las sociedades y cada vez es más sencillo inmortalizar un momento, muy lejos de lo que fue la primera captura de la historia tomada por Niépce, alrededor de 1825, con un proceso de ocho horas de exposición a la luz.

Es curioso, se podría pensar que la popularidad y evolución del registro de instantes resultaría en una suerte de pérdida de valor para con este tipo de archivos: si cada vez hay más y se puede tener todas las que se quiera, ¿qué sentido tendría seguir conservando fotografías?

Sin embargo, es indiscutible que las imágenes antiguas son como cápsulas de tiempo capaces de preservar visualmente momentos específicos de nuestra historia, ventanas a cómo era el mundo antes, necesarias para entender determinados contextos; y una forma tangible de conectar con el pasado, de comprender la cultura y sociedad en determinado momento. Son, en definitiva, una fuente de valor del legado histórico, de conservar el patrimonio cultural.

Y si de patrimonio hablamos, debemos mencionar la vitivinicultura uruguaya, actividad homenajeada en la celebración del fin de semana que hace tributo a la cultura en nuestro país, que tendrá lugar los próximos 5 y 6 de octubre.

La industria vitivinícola uruguaya se consolida durante la segunda mitad del siglo XIX, de la mano de familias inmigrantes que traían su saber desde el Mediterráneo. Este 2024 se están cumpliendo 150 años del primer viñedo registrado y el comienzo de la actividad. Un registro que marcó un hito absolutamente relevante para el desarrollo económico, cultural, social y turístico del país que comenzó con la construcción de la identidad uruguaya.

En este marco, reconstruir un siglo y medio de la evolución de ese primer viñedo hasta la actualidad en la que constan 1103 viñedos registrados en casi todos los departamentos se vuelve obligatorio… ¿Y cómo podría hacerse si no es mediante un acervo fotográfico?

Es por eso que el Instituto Nacional de Vitivinicultura aprovechó el año de su 150  aniversario y el protagonismo del vino en la celebración del Fin de Semana del patrimonio para crear un archivo histórico de fotos.

Así es que ha solicitado a todas las bodegas, a través de un comunicado oficial, la colaboración para comenzar a construir el necesario compendio fotográfico, que, a su vez, complementó con archivos disponibles en la Biblioteca Nacional y el Centro de Fotografía de Montevideo.

Algunas imágenes ya comenzaron su camino hacia la colección y tienen encomendado relatar las experiencias desde los tiempos más remotos para permitirle a la ciudadanía descubrir la historia del vino, hacer suyo su valor y apropiarse de ese patrimonio nacional que este año es el centro de la conversación.

El Instituto Nacional de Vitivinicultura se está haciendo de recuerdos dignos de mantener vivos, con instantes congelados que ofician como testimonios de la rica vida de la actividad vitivinícola del país.

Y su objetivo es preservarlo como componente activo de la historia, para volver una y otra vez a la forma de recolectar las uvas, al estrujado del siglo pasado, a cómo se hacía el prensado, a los rostros que fueron parte del proceso de elaboración del vino uruguayo que está cumpliendo nada menos que 150 años.

Ahí están, llegando, para que cada vez que las veamos nos encontremos con el pasado, para ejercitar la memoria histórica cada vez que queramos. Para conocer la realidad a través del tiempo: bodegas, plantaciones, botellas de vino, uruguayos y uruguayas dedicando su tiempo y fuerza de trabajo.

Ahí están las uvas, los tractores y los camiones, familias enteras que transformaron su rutina en un ritual en torno a la actividad. Documentos, personalidades, establecimientos. Las quintas, las fiestas de la vendimia a lo largo de los años, los almacenes, las bodegas vistas  como desde un aeroplano.

Los retratos en el tiempo que están construyendo este acervo despierta en quien los ve una curiosidad inimaginable, un orgullo inconsciente de ser uruguayo y uruguaya, de pertenecer a un país con tanta historia y tanta pasión por trabajar la tierra y transformarla.

Ahí están las fotografías para  mostrarnos que hacer vino es un arte, que simplemente por ser de acá nos corre por las venas y es un ícono cultural de nuestra nación.

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