Nuevos caminos
Uruguay reafirma su compromiso con la viticultura sostenible en el 150º aniversario de su primer viñedo
La promoción de vinos sostenibles es un nuevo rumbo al que se orienta el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI) desde 2022 a través del Programa de Viticultura Sostenible.
Con prácticas amigables con el ambiente en la elaboración del vino, este Programa apuesta a una forma de producir que dará paso a “nuevas prácticas, nuevas oportunidades, nuevos mercados y, sobre todo, nuevo público consumidor”, según declaraciones del presidente de la institución, Ricardo Cabrera.
El Programa, a través del sello Uruguay Sustainable Winegrowing, valida el compromiso de los productores con una viticultura responsable, certificando viñedos que adoptan prácticas ambientales, culturales y de control de plagas para garantizar una producción respetuosa y consciente.
En 2022, bajo la auditoría de LSQA, se certificaron 104 viñedos, 40 variedades y 15 bodegas en los departamentos de Maldonado, Canelones, Lavalleja, Durazno, Montevideo, San José y Colonia, abarcando más de 1.094 hectáreas. En 2023, la certificación se amplió a 162 viñedos y 1.846 hectáreas, con la incorporación de nuevas bodegas en Tacuarembó y Lavalleja, además de los departamentos previamente mencionados.
Este enfoque marca un nuevo capítulo en la rica historia vinícola del país, que celebra este año los 150 años desde el registro del primer viñedo en Uruguay. El Instituto Nacional del Vino, manteniendo nuestras tradiciones, abraza ahora una perspectiva renovada en sostenibilidad, que busca preservar y respetar el entorno natural y a los habitantes del planeta.
El Programa de Viticultura Sostenible se integra armónicamente con las técnicas tradicionales de vinificación uruguayas, complementando las prácticas históricas con una evolución hacia una producción más ecológica y responsable. De esta forma, honramos nuestra herencia mientras avanzamos hacia un futuro más sostenible.
En un hito significativo para el sector, y con motivo del 150º aniversario del primer viñedo en Uruguay, INAVI ha firmado un acuerdo con Slow Wine bajo la premisa de una vitivinicultura “buena, limpia y justa”. Slow Wine promueve la producción consciente y sostenible, enfocándose en prácticas vitícolas que respetan el ambiente, la biodiversidad y las tradiciones locales, valorando el compromiso con métodos de cultivo responsables y de baja intervención.
Este acuerdo, enmarcado en la celebración del legado vinícola uruguayo, busca avanzar hacia prácticas más responsables y sostenibles. Entre los compromisos clave, se exige que las bodegas cultiven al menos el 70% de las uvas utilizadas en sus vinos para asegurar un mayor control sobre la calidad y el impacto ambiental.
También se prohíbe el uso de fertilizantes, herbicidas y fungicidas antibotritis de síntesis química, promoviendo métodos naturales y ecológicos. Además, se limitará el uso de sistemas de riego a situaciones críticas de estrés hídrico, y las nuevas construcciones deberán respetar el entorno ambiental y garantizar la sostenibilidad en su gestión.
En cuanto a las edificaciones, cualquier construcción nueva deberá respetar el entorno ambiental y garantizar la sostenibilidad en la gestión, mantenimiento y eventual restauración de los edificios existentes.
Asimismo, los niveles de sulfitos en el vino deberán ajustarse a los límites establecidos por las regulaciones de la Unión Europea para vinos orgánicos, garantizando un producto más puro y saludable para los consumidores, entre otras medidas que se encuentran en el manifiesto.
Estos compromisos subrayan el esfuerzo de INAVI por un crecimiento consciente y una producción que respete la biodiversidad, siguiendo la tendencia global hacia el comercio justo y sostenible.